•domingo, mayo 28, 2006
Un caso de la vida real...
Erase una vez una princesa... que olvidada del amor, se alojaba en su refugio de labores diarias... trabajo - casa, casa - trabajo. Vivía en una coraza de olvido y desolación, perdida en la esperanza de hallar a su príncipe azul, sin tener el mínimo deseo de volver a enamorarse.
Enfrascada en una triste historia de desesperanza se veía atónita... el silencio selló sus labios, el olvido cegó sus ojos, nada consolaba su adormecido corazón, se endureció tanto como un enorme bloque de hielo.
El destino de la vida le tenía reservado el tesoro de un amor sincero, que sin buscar, llegó con su luz a iluminar la obscuridad de su existir.
Esa luz impregnó su ser de ráfagas de felicidad sin fin... y como un bello cuento de hadas se hizo realidad... se conocieron, se enamoraron, se casaron y como dicen en los cuentos... fueron felices para siempre.
Porque en realidad eso deseo que ésta felicidad sea para siempre. Así sea
Erase una vez una princesa... que olvidada del amor, se alojaba en su refugio de labores diarias... trabajo - casa, casa - trabajo. Vivía en una coraza de olvido y desolación, perdida en la esperanza de hallar a su príncipe azul, sin tener el mínimo deseo de volver a enamorarse.
Enfrascada en una triste historia de desesperanza se veía atónita... el silencio selló sus labios, el olvido cegó sus ojos, nada consolaba su adormecido corazón, se endureció tanto como un enorme bloque de hielo.
El destino de la vida le tenía reservado el tesoro de un amor sincero, que sin buscar, llegó con su luz a iluminar la obscuridad de su existir.
Esa luz impregnó su ser de ráfagas de felicidad sin fin... y como un bello cuento de hadas se hizo realidad... se conocieron, se enamoraron, se casaron y como dicen en los cuentos... fueron felices para siempre.
Porque en realidad eso deseo que ésta felicidad sea para siempre. Así sea
2 comentarios:
Hay sueños que se convierten en realidad...
Y personas que tienen el don de convertir lo intangible en material....
Hay que dejarse a veces conducir por la Providencia...que Ella sabe a donde nos conduce...
LLuis Artigas Jorba
Finalmente cada quien tiene lo que se merece y creo que a esta princesa le llegó lo que estaba prometido para ella. Dios quiera que puedan disfrutarlo siempre...
Son mis mejores deseos!